jueves, 28 de enero de 2010

FIESTA DE LA VIRGEN DE LA CANDELARIA


La "Mamacha Candelaria", "Mamita Canticha", "MamáCandi", entre otros nombres populares, es la Patrona de la ciudad de Puno. Y está asociada a la Pachamama ( culto a la tierra ), el lago Titicaca, las minas y el trueno; además de simbolizar, la pureza y la fertilidad. En ella convergen también las esperanzas de los desvalidos y la tenaz fe de los creyentes.

Esta celebración dura 18 días y se presentan más de 200 danzas, en estos días se juntan hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños que no cesan de bailar para la Virgen, agradeciéndole así los beneficios y milagros que les permiten seguir viviendo. En esta fiesta sin igual, la ciudad entera se une en regocijo y en un mar de color, mística y danza, ante un mudo testigo principal como son las frías y tranquilas aguas del majestuoso Lago Titicaca.

LA FIESTA MAS IMPORTANTE

Esta fiesta es la más grande e importante del Perú y una de las tres más significativas de América del Sur junto con el carnaval de Río de Janeiro y el Carnaval de Oruro de Bolivia por la cantidad de símbolos y manifestaciones artístico culturales de culturas previas a los incas, la incaica y la española y por el volumen impresionante de personas que participan directa e indirectamente en su realización.

La Festividad de la Virgen de la Candelaria, Patrona de la región Puno es la mezcla del fervor de la fe popular y el espíritu festivo y carnavalesco propio de los pueblos de la parte sur del Perú. Sagrada y profana al mismo tiempo, la festividad de la Candelaria moviliza y compromete a toda la sociedad, desde autoridades, pobladores hasta empresas del sector privado que se suman a los festejos apoyando la organización.

FESTIVIDAD

HISTORIA DE UNA TRADICIÓN

La Virgen de la Candelaria no inició su historia en el Perú. Fue exactamente en Tenerife, entre los años 1400 y 1401, lugar de su primera aparición, donde según cuenta Fray Alonso de Espinosa, iban dos pastores guanches a encerrar su ganado en unas cuevas ubicadas en el barranco de Chimisay, cuando notaron que el ganado se remolinaba y no quería entrar.

Al ver esto, miraron hacia la desembocadura del barranco y vieron sobre una peña, casi a la orilla del mar, la figura de una mujer con un niño en brazos. Los pastores le hicieron señas para que se retirase, sin embargo, salieron heridos ante sus intentos.

Asustados, huyeron y acudieron al palacio del mencey (nombre dado al monarca o rey de los guanches de Tenerife) Acaymo, quien llegó al lugar para ver la famosa figura. Ambos pastores intentaron nuevamente persuadirla y al tocarla quedaron curados. El mencey comprendió entonces que aquella imagen era algo sobrenatural.

Entonces el mismo rey quiso llevarla en sus brazos, pero después de un tramo, vencido por el peso, necesitó socorro. En lugar de la aparición hay hoy día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió socorro, un santuario a Nuestra Señora del Socorro.

La imagen fue llevada una cueva cerca del palacio del rey, hoy convertida en capilla y más tarde trasladada a la Cueva de Achbinico (detrás de la actual Basílica de Candelaria) para veneración pública, luego que un joven llamado Antón, que había sido tomado como esclavo por los castellanos y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María.

CRONOLOGÍA DE LA FIESTA

Regresando a la celebración en sí, de acuerdo a la tradición la madrugada del primer domingo, el alferado (persona a cargo de las celebraciones) sube con sus invitados y músicos a un cerro para rendirle los primeros homenajes a la patrona de Puno y descienden con el alba acompañados de estallidos, fuegos artificiales, bandas de música hasta llegar a la Iglesia de San Juan Bautista, santuario de la imagen de la Virgen de la Candelaria.

Este es el comienzo formal de la celebración, seguido de la primera procesión. De aquí en adelante, la algarabía invade todo Puno, todos los rincones vibran con fiestas, música, comida y color, esperando la “octava de la Virgen”, ocho días impresionantes de despliegue en las calles de la ciudad.

La octava se caracteriza por el sinfín de trajes, máscaras y el desfile de decenas de escuelas folclóricas que compiten por ganar el concurso de danzas en trajes de luces, uno de los más esperados en el altiplano.

Precisamente para este concurso, las escuelas mandan diseñar modelos exclusivos de trajes y máscaras que acompañan con piruetas y coordinadas coreografías que practican durante todo el año. La competencia es dura, pero la satisfacción es mucho mayor.

Este mes de febrero se avizora impresionante. La Fiesta de la Virgen de la Candelaria enciende las más profundas creencias religiosas y nos sumerge en un mundo de esperanza y buenos deseos. Vivamos el colorido, la tradición y el sabor de nuestra cultura y sintámonos orgullosos de pertenecer a un país tan rico y diverso.

CAPITAL FOLKLÓRICA


En la ciudad de Puno, considerada la Capital Folklórica del Perú existen más de 250
danzas que se practican con cierta regularidad, aunque el Instituto Nacional de Cultura sólo registra oficialmente 140. Danzas, canciones, vestidos y máscaras representan fabulosos personajes surgidos de leyendas centenarias que hacen del folklore puneño uno de los más ricos del continente. El entusiasmo del puneño es contagiante y alucinante, que convierten la danza y música en un lenguaje emotivo; este arte se ha manifestado permanentemente en el altiplano, donde el habitante expresa sus sentimientos con la creación artística.
La actividad del puneño se enmarca en creencias y ritos que constituyen una relación espiritual entre el hombre con Dios y con la sociedad, para tener una existencia más llevadera con sentido y razón de vivir. Estos ritos se manifiestan en innumerables fiestas religiosas de carácter tradicional y colonial, en honor a los dioses tutelares andinos y en homenaje a la Virgen y Santos de la devoción.

HOMENAJE A LA VIRGEN DE LA CANDELARIA

Con regularidad se suelen realizar este tipo de celebraciones a lo largo del año, y casi todas ellas presentan temas religiosos, llenas de un pasado colonial cristiano que se mezcla con las tradiciones paganas indígenas. De esta manera, las festividades de Puno rinden homenaje tanto a las imágenes Santas de la religión cristiana como a los dioses de la época incaica.